Lenguaje de números: Guía para decisiones empresariales
Por: Juliana Medina
CONSULTORA FINANCIERA
Esta es una de mis frases favoritas, aquella que repito cuando me encuentro en situaciones comunes que todos los empresarios hemos experimentado, donde nos enfrentamos a dos opciones y no estamos seguros de cuál elegir.
¿Qué precio le pongo a mis productos? ¿Debo hacer descuentos? ¿Le digo que no le puedo trabajar más a ese cliente? ¿Cuándo es el momento de contratar a una persona adicional en el equipo? ¿Abro un punto físico o me voy virtual?
Y si eres emprendedor, sabrás que la lista de estas preguntas puede seguir hasta el infinito, porque al fin y al cabo este es nuestro día a día. Y si no tienes tantas preguntas, quiere decir que tus decisiones las estás llevando desde el inconsciente, porque no decidir también es decidir.
Pero en este momento no me quiero centrar en las preguntas si no de dónde estás sacando tus respuestas, tal vez de amigos, de Instagram, de foros o incluso de encuestas a tus clientes, pero, ¿Y qué tal si buscas las respuestas dentro?
¿Qué tal si le pudieras preguntar a tu empresa qué es lo que ella considera, que es lo mejor? Pues bueno, te cuento que el lenguaje de las empresas se llaman números y esa es la única forma en la que ella te puede hablar.
El lenguaje de los números es un sistema de comunicación que utiliza símbolos numéricos para representar información cuantitativa y estadística. A diferencia del lenguaje verbal, que utiliza palabras y frases, el lenguaje de los números se basa en números para expresar cantidades y relaciones.
En el mundo empresarial, los números son fundamentales para tomar decisiones basadas en datos y análisis. Los ejecutivos y gerentes utilizan información numérica para evaluar el rendimiento financiero, identificar tendencias, oportunidades de crecimiento y tomar decisiones estratégicas informadas.
En 2017, en mi empresa de turismo, nos enfrentamos a la decisión de elegir entre el mercado B2B o el B2C. En ese momento, varias fuentes nos indican la tendencia de la industria hacia la compra directa en destino y la importancia de la presencia en línea .
Así que, implementamos una estrategia agresiva para captar el mercado directo, lo cual generó preocupación entre nuestros clientes corporativos, quienes temían que les robáramos sus clientes. Ante esta situación, decidimos detenernos y consultar a nuestra empresa para obtener su opinión sobre cuál era la mejor opción.
Fue entonces cuando me di cuenta de que, a pesar de nuestros esfuerzos, no estábamos viendo resultados significativos en ventas en el mercado B2C. El retorno de la inversión (ROI) se situaba en un 30%, y el margen neto era 5 puntos porcentuales inferior al del mercado B2B. Además, la cantidad de reservas de última hora aumentó en un 500%, lo que implicaba una mayor carga de trabajo para el equipo de operaciones y una rentabilidad por empleado mucho más baja.
También me di cuenta que los clientes corporativos venían con una demanda cada vez mayor y con un crecimiento completamente orgánico.
Es crucial identificar el problema o la decisión antes de comenzar a analizar los números. Esto puede aplicarse a situaciones como el ejemplo anterior, decisiones de inversión en publicidad, contratación de personal o lanzamiento de un nuevo producto.
Para lograrlo, es esencial recopilar los datos pertinentes relacionados con el problema o la decisión. Estos pueden incluir información financiera, estadísticas de ventas, datos de clientes, entre otros. Una vez que se tengan estos datos, es importante analizarlos para obtener información valiosa que facilite la toma de la mejor decisión.
Utiliza herramientas como hojas de cálculo o software de análisis de datos para visualizar los datos y buscar patrones y tendencias.
No debemos descuidar la evaluación de opciones basada en el análisis de información. Considerar las ventajas y desventajas nos permitirá tomar decisiones fundamentadas y respaldadas por hechos concretos.
Una vez tomada la decisión, es importante hacer un seguimiento y evaluar los resultados. Si es necesario, se pueden realizar ajustes a la decisión inicial para asegurarse de estar en el camino correcto.
Mi mensaje no es que ignoremos nuestro instinto y experiencia como emprendedores, sino que aprendamos el lenguaje de nuestro negocio. Esto nos brindará mayor seguridad en el incierto camino del emprendimiento, donde cada día es un desafío.
Me emociona cuando después de una sesión de validación financiera , los emprendedores me dicen: “¡Wow, muchas gracias! Nunca había visto las finanzas de esta manera”. En ese momento, siento que he ayudado a un emprendedor a conectar más con su empresa y comprender cómo ella le habla. Esa es la clave para construir un negocio sólido y rentable.
Al emprender un negocio, es relevante considerar la gestión financiera desde el principio. Establecer un presupuesto que cubra todos los gastos necesarios para operar y crecer es fundamental. Esto nos permitirá tener control sobre los gastos y asegurarnos de no gastar más de lo que podemos permitirnos.
Registrar todas las transacciones financieras, incluyendo ingresos y gastos, nos ayudará a tener un registro preciso de la situación financiera del negocio. Además, contar con una cuenta bancaria separada para el negocio facilitará la gestión financiera y mantendrá separados los gastos personales y los del negocio.
Establecer políticas de pago claras para los clientes, incluyendo plazos y formas de pago aceptadas, asegurará que el negocio reciba pagos de manera oportuna.
Es importante contar con toda la información necesaria al iniciar un emprendimiento. Investigar fuentes de financiamiento disponibles, como préstamos, inversionistas o financiamiento colectivo, garantizará que el negocio tenga suficiente capital para operar y crecer.
Además, si es necesario, se puede buscar asesoramiento profesional, ya sea de contadores o asesores financieros. Ellos pueden brindar valiosos consejos para la gestión financiera del negocio. Recuerda, los números no tienen sentimientos.
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